Me cuesta explicar con palabras la experiencia tan bonita que me dio la oportunidad de vivir Angharad, fotógrafa en Esto va de Amor. El día que me confirmó que yo iba a ser la fotógrafa de uno de los momentos más importantes de su vida sentí como me invadía una emoción incontrolable por todo el cuerpo. Porque hacer fotografías de un parto es un gran reto y además, que la protagonista también sea fotógrafa aún da más respeto. La tensión que provoca estar de guardia durante 24 horas en las últimas semanas, no poder dirigir nada y adaptarte al 100% a todo lo que vaya aconteciendo no es fácil. Hay que aprender a fundirse con la experiencia en silencio, sin molestar y simplemente ir capturando los momentos más importantes de la manera más respetuosa posible. Hay cosas que no se pueden controlar, la luz es la que es, las posturas son las que son y las horas que estás en la habitación compartiendo la magia del nacimiento no se pueden calcular. Lo único que hay que hacer es concentrarse en cada momento. Fue una experiencia que siempre recordaré con amor y cariño. Cuando Angharad parió, agotada, con voz dulce llena de amor y emoción, dijo entre sollozos: Mi amor, mi amor, mi amor…. ¡Qué poderosas somos las mujeres!
La colocó sobre su pecho, la tapó y en ese momento pensé que lo que había hecho era digno de una súper heroína. A lo que ella, sin saber que yo estaba pensando eso, exclamó emocionada en voz alta: Todas las mujeres podemos hacer esto!
– ¿Cómo se llama? -Le pregunté emocionada.
– Aún no lo sabemos- me respondió con voz tranquila.
– Pues le podéis llamar «Mi amor».
Para mi, la princesa Skye, siempre será : «Mi amor».
Contar historias tan mágicas en imágenes como las que brinda un nacimiento es lo que hace que cada día me guste más mi profesión. Fue un privilegio poder vivir esto, espero que os guste.















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