Viajar en familia a Islandia: cráter Kerid, géiseres y cascada gullfoss.
Este es el primer post que escribo sobre nuestra estancia en Islandia. El pasado mes de Julio nos embarcamos en nuestra nueva experiencia en el extranjero. Alberto aterrizó en Reikiavik dos meses antes que nosotras y ya había tenido la suerte de visitar algunos lugares preciosos cuando le daban días libres en el equipo.
Yo desde Barcelona miraba con emoción ideas de sitios para conocer. Cuando llegamos Blanca y yo, pudimos notar la diferencia de temperatura. El verano islandés podría ser parecido a nuestro otoño o principios de invierno, con la gran diferencia que la lluvia y los cielos grises eran el pan de cada día, así que ya sabía que poder disfrutar de algún día soleado en la isla mientras estuviéramos allí era algo parecido a que te tocara la lotería.
En nuestro primer día de excursión juntos fuimos afortunados, el cielo lucía de azul intenso y el sol nos regaló esa tímida pincelada de calor que tanto echábamos de menos. Nos decidimos ir a ver el Círculo Dorado. Es una ruta que abarca unos 300 km y que se puede hacer en un día.
La primera parada la hicimos en Kérid, un lago de cráter volcánico que se caracteriza por tener la caldera más intacta e identificable del país, teniendo alrededor de 3000 años de antigüedad y estando compuesta por roca volcánica roja en vez de negra.





Luego paramos para comer. Llevarse comida es la mejor idea cuando vas de excursión por la isla. Perderse por sus carreteras te hace encontrar de casualidad sitios inesperados. Nosotros decidimos parar cerca de un río, comimos mientras disfrutábamos del clima y luego paseamos hasta ver el agua más de cerca y por qué no, refrescarnos las piernas… La experiencia era para valientes porque el agua estaba realmente helada.




Después de nuestra desconexión en el río fuimos a ver los géiseres más famosos de Islandia: Geysir y Strokkur. Se encuentran en el valle de Haukadalur, en una zona con gran actividad geotermal. Realmente fue muy impactante ver cómo el agua hirviendo escapaba a gran velocidad de la tierra. Fue una experiencia que mereció mucho la pena.




Luego nos dirigimos hacia Gullfoss, una de las cascadas más impresionantes de Islandia y para ser la primera que vimos, dejó el listón muy alto para el resto del viaje. Está situada en el cañón de río Hvitá y las vistas de la caída del agua son impresionantes. Poder caminar y verla muy cerca te invitaba a hacer una gran reflexión sobre la fuerza del agua y el respeto que se siente viendo la naturaleza más salvaje en estado puro.
Allí nos quedamos hasta que el sol se fue, viendo cómo los últimos rayos de sol iluminaban la hierba y las flores que rodeaban el paisaje.












Espero que os haya gustado el primer post de nuestro viaje de dos meses por Islandia. Pronto os iré enseñando las siguientes excursiones por uno de los países con los paisajes más increíbles que he tenido la suerte de visitar.
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