Viajar en familia a Islandia: Montaña Kirkjufell, acantilados de Arnarstapi, Iglesia Búdakirkja, Iglesia Ingjaldshóll…
Esta vez os enseño otra parte de nuestra estancia en Islandia visitando la península del noroeste de la isla. La península de Snaefellsnes es una zona donde se puede hacer una ruta de un día (si no te entretienes mucho) y que consta de muchísimas opciones de sitios por visitar. Nosotros, por falta de tiempo, no pudimos pararnos en cada lugar, aunque nos hubiera gustado, así que simplemente fuimos disfrutando de los paisajes durante todo nuestro trayecto y sobre la marcha, con mapa en mano, fuimos decidiendo qué era lo que más nos apetecía ver. Descubrimos que, sea lo que sea lo que decidas visitar, no te va a defraudar.
Es un auténtico placer conducir por Islandia, a veces te da la sensación de que seas el único ser humano que habita en la tierra, esa sensación de soledad en el mundo te hace sentir, en ocasiones, muy pequeño y también te hace admirar con consciencia cada paisaje que nos regala la naturaleza.
En nuestra primera parada, muy temprano, aprovechamos el clima para hacer un desayuno con vistas. Y qué vistas!





Después de retomar fuerzas con el pic-nic seguimos por la carretera que bordea el sur. Nuestra intención era dirigirnos hacia una de las montañas fotografiadas más famosas de Islandia, pero la inmensidad del paisaje nos sorprendía a cada paso. Decidimos bajarnos del coche para pasear por esta playa situada muy cerca de Kirkjufell (es la montaña que se aprecia a la derecha de la siguiente imagen).



Y ya después de tomar varias fotos para el recuerdo, con trípode en mano, disfrutamos de una de las estampas más características de Islandia. La montaña de Kirkjufell con su famosa cascada: Kirkjufellsfoss.



Me daba la sensación que la península de Snaefellsnes era como una mini isla en sí misma, ya que durante el camino íbamos viendo diferentes tipologías de paisaje. Uno de los lugares que tenía ganas de fotografiar era la iglesia negra de Budir, la había visto en cientos de publicaciones de Instagram y es un icono del país. El paisaje, gracias a la climatología de ese día, era digno de cuento de Halloween. Antes de fotografiar la iglesia paramos para comer en el Hotel Budir, un hotel con encanto situado muy cerca del lugar. Comimos estupendamente y con el frío que hacía, fue muy reconfortante entrar en el edifico y sentir el calor que la chimenea desprendía.




Saliendo del camino que te llevaba a la iglesia seguimos por la carretera hasta encontrarnos de casualidad con un cañón escondido entre montañas. Valió la pena acercarse hasta allí y adentrarse caminando por un río entre las grietas que parecían albergar un lugar mágico. Las vistas hacia la playa desde allí arriba eran preciosas.



Seguimos nuestro viaje hasta que llegamos a otra iglesia emblemática: La iglesia de Ingjaldshóll.
El cielo estaba encapotado y enseguida empezó a llover, pero unos tímidos rayos de sol se colaron entre las nubes e iluminaron el edificio. Después, un sorprendente arco iris nos recibió a nuestra llegada.
Otra de las peculiaridades del país es la cantidad de caballos que hay. No pude evitar bajarme del coche para fotografiarlos. El frío y el viento no pudieron con mis ganas de llevarme a casa algún retrato bonito de este precioso animal.



Nuestra última parada la hicimos en los acantilados de Arnarstapi. Un sitio precioso para hacer una caminata bordeando la costa y ver la fuerza del mar sobre las rocas. Un paisaje que valió la pena contemplar y fue la guinda en esta escapada de un día por el sur oeste de la isla.







Me despido hasta el próximo post, espero que os haya gustado!!!
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