SANTANDER, SUANCES, SANTILLANA DEL MAR, ISLA, PARQUE DE LA NATURALEZA DE CABÁRCENO, PLAYA DE COVACHOS, PLAYA DE ARNIA, PLAYA DE LANGRE, BOSQUE DE SECUOYAS, SAN VICENTE DE LA BARQUERA…
El pasado mes de septiembre viajamos en coche hasta Santander para visitar a unos amigos. Javi, Marisa y su hija Sofía fueron nuestros vecinos en India y pasábamos muchas horas junto a ellos cada día. Blanca y Sofía iban a la misma escuela, nuestros viajes compartidos cada mañana en tuc tuc hicieron que cada vez nos uniéramos más. Tanto que, después del confinamiento, cuando nos plantearon la posibilidad de ir a Cantabria y quedarnos en su casa no lo dudáramos mucho. Que unos amigos te enseñen y te lleven a los sitios más esenciales de su ciudad es un privilegio, además nos trataron tan bien y estuvimos tan a gusto todos, que la visita que teníamos planeada de cuatro días pasó a ser de una semana. Nuestra llegada coincidió con un temporal de lluvias y frío, pero por suerte los últimos tres días cambió y los pudimos aprovechar para ir a la playa y hasta bañarnos en el Mar Cantábrico.
Qué bonitas son las playas del norte. Es imposible que no me recuerden a las de Gales. Paisajes salvajes, repletos de verdes prados, grandes acantilados y un mar frío y bravo. Nuestra primera parada la hicimos en Suances, un precioso pueblo de la costa.


Esa misma tarde visitamos el pueblo de Santillana del Mar, fuimos caminando por la calle central hasta llegar a la Colegiata de Santa Juliana, construida en el s.XII. Santillana del Mar, es conocida por «la villa de las tres mentiras» ya que ni es Santa, ni es llana, ni tiene mar… eso dicen! En cualquier caso, es un pueblo que vale la pena conocer. Sus calles y casas empedradas de estilo medieval hacen que este pueblo tenga un encanto especial y sea uno de los más visitados de Cantabria.





Vale la pena pasar un día en el pueblo de Isla, contemplar sus vistas, bañarse en sus playas o probar alguno de sus buenísimos restaurantes. Y es que en Cantabria se come de maravilla. El día que lo visitamos, el cielo estaba especialmente bonito porque después de la tormenta salieron los primeros rayos de sol.








Uno de los otros días lo dedicamos a visitar el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Un espacio naturalizado por la mano del hombre, situado sobre las 750 ha de una antigua explotación minera a cielo abierto. No es el típico zoo convencional porque acoge a casi 120 especies animales de los cinco continentes y viven en régimen de semilibertad, distribuidos en recintos de grandes superficies donde coexisten una o varias especies.
Lo primero que hicimos fue subir en el Telecabina para contemplar desde las alturas la belleza de Cabárceno y poder identificar algunos animales desde arriba. Blanca iba observándolo todo y haciendo fotos. Luego hicimos la ruta con nuestro coche por el recinto, donde nos íbamos parando para disfrutar más de cerca de todos los animales. También pudimos aprender sobre las espectaculares técnicas de vuelo de distintas aves rapaces y sus estrategias de vuelo.













Ese mismo día por la tarde fuimos a ver la playa de Covachos, para luego dirigirnos a la de Arnía y contemplar la puesta de sol. Cenamos en un restaurante buenísimo situado en un acantilado con vistas al mar.







En los últimos días de nuestro viaje pudimos disfrutar del sol. Así que Javi y Marisa nos llevaron a pasar el día a una playa maravillosa llamada playa de Langre. Hicimos un picnic allí y las niñas disfrutaron mucho haciendo surf. Nos fuimos de allí hasta que el sol se fue y me encantó pasear por la gran orilla y hacer fotos como una loca de todos los rincones. Además en ese lugar me di mi primer baño en el Mar Cantábrico y me sentó de maravilla.
















Nuestro penúltimo día en tierras cántabras sirvió para visitar el bosque de Secuoyas más grande de Europa, situado en Cabezón de la Sal. La paz y la tranquilidad que transmitía este sitio era muy especial, si es cierto que esperaba que fuera más extenso, pero me impresionó igualmente. Era un sitio ideal para meditar y relajarse.







La tarde la pasamos en un pueblo muy pintoresco y conocido llamado San Vicente de la Barquera. Después de una buena mariscada y de dar unos paseos por la zona del puerto nos dirigimos hacia la playa para darnos un baño y ver la puesta de sol, que fue preciosa.












Nuestro último día en Cantabria lo dedicamos a conocer Santander un poco más. Visitamos los jardines del Palacio de la Magdalena, desde allí se veían muchas de las playas pertenecientes a la ciudad. Luego nos fuimos paseando hasta la playa del Camello y la impresionante playa de Mataleñas la contemplamos desde un mirador.








Y hasta aquí el post de Cantabria, espero que os hayan gustado las fotos y nuestro recorrido. Me despido hasta el próximo!!!
4 Comments
Nos lo hemos pasado como los enanos, siempre partiéndonos de risa es muy divertido estar con vosotros, ha sido la primera vez aquí y espero que no sea la última..❤️
Por muchas más experiencias juntos Marisa!!! Fue un placer visitaros!
WOW! No sabia que Cantabria es tan bonita! La verdad que con estas fotos tan preciosas me dan ganas de explorar la zona en mis próximas vacaciones. Los colores, los matices, y los ángulos son impresionantemente bellos! Gracias por compartirlo!
Muchas gracias Claudia!!! El norte es precioso!! Te aconsejo hacer una ruta por allí!!! Besitos y gracias por pasarte por aquí!!!